Seguramente
serán las autopistas y autovías que
habremos de ver en las próximas
décadas. Todos estamos
mentalizados y apostamos decididamente
por el progreso, pero cada día existe
también más sensibilización hacia las
medidas que en nombre de ese mismo
progreso no respetan e incluso
perjudican, y a veces gravemente el
medioambiente. La comunidad andaluza ha
iniciado con este proyecto la vía del
respeto al entorno natural. Progreso
condicionado, limitado, estudiado para no
herir los parajes naturales que
atraviesa.
Cincuenta
y tres proyectos diferentes han pasado
por los despachos. Al final se decidió
la alternativa que menos perjudicaba el
medio. 100 millones de euros de los 425 a
que asciende el coste están dedicados a
medidas medioambientales. Y razones hay.
El Parque Natural de los Alcornocales es
un espacio protegido y de los más
valiosos de la comunidad. Felipe
Oliveros, director del Parque ha
declarado que el proyecto contempla
medidas correctoras muy importantes para
evitar el efecto "barrera", se
han habilitado pasos subterráneos,
instalado pantallas antiruido y se ha
restaurado el paisaje.
Los biólogos están
satisfechos. Se destina una importante
partida a compensar los llamados
elementos sensibles del sistema natural.
Sin embargo no todo son parabienes. La
organización "Ecologistas en
Acción" opina que se parte por la
mitad un parque natural, y esto no se
puede vender como iniciativa ecológica
en Europa. De todas formas la A-381 rompe
algunos moldes en la construcción de las
autovías y ésto no es nada
despreciable.
Los de Castilla La
Mancha y concretamente los que vivimos
por la zona del Paraje Natural de Las
Hoces del Cabriel aún recordamos la
polémica entre el entonces Ministro de
Obras Públicas José Borrell y el
Presidente de la Comunidad, el aún
ejerciente José Bono a cuenta del
trazado final de la A-3 Madrid Valencia.
Al final, ya con el PP en el Gobierno
estatal, el Presidente Bono consiguió
tras arduos esfuerzos que el trazado no
rompiera la frontera entre las Hoces y
Los Cuchillos, y que atravesara
finalmente el pantano de Contreras,
aunque ello tuviera que provocar la
construcción de viaductos sobre éste y
por tanto encarecer considerablemente el
proyecto.
¿Merece la pena la
inversión en vías ecológicas?.
Seguramente no nos queda más alternativa
que el pensar que sí, porque el
deterioro medioambiental es evidente en
nuestro país y en nuestra zona. Alguna
vez hay que empezar.
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